El turismo de la abundancia frugal

Ante todo, pido disculpas por mi larga ausencia de este Blog, que se ha debido a la dedicación casi exclusiva en la redacción de mi tesis doctoral, a la que pienso dedicarle algún post una vez haya hecho la lectura el próximo 23 de noviembre

El tema de hoy viene a cuento del nuevo libro presentado ayer en el Instituto Francés de Barcelona por el economista francés Serge Latouche, conocido por su defensa de la teoría del decrecimiento, muy controvertida y de gran actualidad. De hecho presentaba dos libros: “Salir de la Sociedad del Consumo” publicado por Octaedro y “La Sociedad de la Abundancia Frugal”, publicada por Icaria. Ayer S. Latouche nos regaló una conferencia de una hora en la que partiendo del tema del primer libro, en que nos explicaba la importancia de salirse de la adicción del consumo, nos convencía de que el decrecimiento, cual modelo de social y ecológico, hay que entenderlo como vivir la vida en medio de una abundancia frugal (oximorón que sín ser exclusivamente suyo pretende explicar dicha filosofía de vida), es decir, produciendo sólo para satisfacer las necesidades y no los deseos irracionales e irrefrenables que nos mueven hoy al consumo, y conseguir así una verdadera sostenibilidad en cuanto a los recursos y a la habitabilidad del planeta.

La conferencia fue enormemente rica en citas y anécdotas para ilustrar la gravedad del momento y la inconsciencia de polític@s y ciudadan@s en el modo como hemos gobernado nuestra sociedad y nuestras vidas. Aunque el tema del turismo no salió, esto no significa que quedase excluido de la reflexión que hacía Latouche sobre como preparar la transición de esta sociedad de crecimiento hacia la nueva sociedad del decrecimiento. Si bien no identificó ningún modelo de tránsito concreto, sí que abogó por la concienciación de las personas para convertirse en “objetores del crecimiento.

Dentro de un ejercicio propio de objeción al crecimiento, en el cual hace tiempo que ya no creo (entre otras cosas, porqué cada vez resulta más claro que la economía de la mayoría está decreciendo en favor del que les crezca la suya a una minoría cada vez más reducida, mientras que los efectos negativos sobre el planeta siguen aumentando), quise imaginarme que le podría suceder al turismo en una economía del decrecimiento.

Lo primero que pone en tela de juicio la teoría del decrecimiento es la globalización como gran responsable del desastre financiero y ecológico que amenaza nuestra economía. Así, por ejemplo, el turismo de mercados lejanos estaría muy gravado con impuestos, con lo que sólo las clases más ricas (si acaso) podrían permitirselo. Conste que el decrecimiento propone que se limiten los beneficios de las empresas y los ingresos de partículares, con lo que seguramente desaparecerían estas fortunas obscenas que llenan las revistas del corazón y otros espacios de noticias intrascendentes. De este modo, el turismo de proximidad acabaría siendo el turismo mayoritario, y en muchos casos el único tipo de mercado turístico.

También se limitaría el consumo a los productos estrictamente necesarios, en contra de la dependencia consumista que nos domina hoy. De modo que el turismo volvería a ser una actividad dedicada principalmente a la recuperación y el descanso. Ya que, aunque la sobrepoblación del planeta y de muchos países obligaría a reorganizar la jornada laboral para poder dar trabajo a tod@s, y por lo tanto, tendríamos tod@s más tiempo libre, sin embargo, en una sociedad no consumista, la distribución del tiempo también sería diferente y, quizás se volverían a recuperar aquellas buenas costumbres de relacionarse con los vecinos, de prestar ayuda y realizar tareas sociales solidarias, en fin, de vivir la vida en sociedad real y no sólo en el entorno virtual. Así el turismo se dejaría como un servicio dedicado sólo para las necesidades de reposo y recuperación en periodos determinados del año y no durante todo el año como sucede ahora. El trabajo estresante no forma parte del ideario de la teoría del decrecimiento, ya que las empresas no compiten en un mercado consumista si no que en una sociedad de “abundancia frugal” donde se produce estrictamente lo que es necesario.

Me quedó la duda de cual era el futuro que el decrecimiento preveía para Internet. La estrecha relación que tiene con la globalización haría pensar que en una sociedad del decrecimiento económico Internet podría incluso llegar a ser superfluo, pero también se me ocurren muchos argumentos a favor del poder de difusión e intercambio del conocimiento que tiene Internet y que podrían ayudar a mejorar las prácticas de una sociedad basada en el decrecimiento económico.

Estoy seguro, sin embargo, que el turismo pasaría a ser un sector con mucha menor actividad que conviviría con otras actividades económicas, ahora casi desterradas en la mayoría de destinos turísticos (como una agricultura, la ganadería o la pesca local; la artesanía, la pequeña y mediana industria, etc.), sin que fuese la actividad económica dominante en ningún destino. La desaparición de la avidez por conseguir beneficios en una sociedad económicamente decreciente, estaría fuertemente controlada, por lo que la especulación y las burbujas inmobiliarias desaparecería y nuestras costas y paisajes volverían a parecerse a las atractivos y bellos lugares de reposo y recuperación que fueron una vez.

Los salarios de los trabajadores estarían de acuerdo con el coste de la vida y la formación estaría en sintonía con las tareas a realizar, de modo que sí estrés laboral y en un turismo orientado al reposo y la recuperación, los profesionales del turismo recuperarían el rol de intermediadores del servicio y sus habilidades para el trato con el turista serían fundamentales para un trato humanizado y amable, como fueron las relaciones entre cliente y personal turístico durante muchos años.

En un entorno de descanso y recuperación, el destino, que hoy desvirtuado por la depredación de su entrono natural necesita crear oferta complementaria que atraiga al turista, podría concentrarse en sus valores auténticos para ofrecerlos en combinación con una hospitalidad y un servicio humanos y amables que diesen satisfacción a las necesidades del turista. Los servicios complementarios serían complementos al verdadero producto de verdad, el destino turístico, y no servicios substitutorios de un desaparecido encanto de los destinos, que una vez fueron atractivos balnearios.

Reflexionando, uno se puede dar cuenta que lo que podría ser el turismo en una sociedad de la economía del decrecimiento se parecería bastante a lo que ya es el Ecoturismo hoy, sobre todo en los países en desarrollo. Así podemos darnos cuenta que en las últimas décadas se creó un turismo artificial basado en la histeria consumista donde la auténtica necesidad de reposo y recuperación, originaria del turismo, desaparecía detrás de un turismo basado en la experiencia artificial construida con imaginarios y discursos ficticios donde el estatus y la apariencia dominaban por encima de las propias sensaciones de descanso, recuperación y ocio, que fueron la base del turismo.

Valga este post como reflexión de lo que podría ser el turismo en una sociedad del decrecimiento, que (ay) como tantas “buenas” propuestas, han de competir con la “maldad” de la avaricia económica que siempre ha conseguido imponerse en la sociedad capitalista. No quiero ser tildado de “inocente” ni de “ingenuo” ni tampoco quiero que mis ilusiones se vean frustradas, prefiero hacer tal como Latouche cita en su libro: y que dica algo a´si como que “prefiero pensar de forma pesimista, porqué los pensamientos de las personas pueden hacer mucho daño y actuar de forma optimista, porqué existe grandes hechos que han conseguido mucho progreso y justicia”.

Dedico este post a los estudiantes de turismo que siguen el  topic #teet02 en twitter.

About Oriol

Professor dels Estudis d'Economia i Empresa de la UOC Lecturer of the Department of Economics and Business Administration Universitat Oberta de Catalunya - Barcelona- Spain
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